lunes, 13 de febrero de 2017

DEMOGRAFÍA TUROLENSE (6).- LOS BARRIOS EN EL SIGLO XXI: SAN BLAS Y VILLASPESA DESPLAZAN A PUIGMORENO Y LA ESTACIÓN DE LA P. DE HÍJAR COMO LOS MÁS POBLADOS




No todo el mundo reside en los cascos urbanos de los pueblos o ciudades que son cabecera de un término municipal. Unas 6.500 personas viven en uno de los 136 barrios, aldeas o pedanías de la provincia. Además, 1.700 lo hacen en lo que se denomina diseminados, es decir, masías, torres, chalets, casas de campo, etc., que bien pueden formar parte de un pueblo o ciudad, o de uno de sus barrios. Ambas categorías por tanto pueden solaparse, por ejemplo, los 16 habitantes del barrio Los Tarragones, de Olba, residen en diseminado.
Según se desprende del Nomenclátor del Instituto Nacional de Estadística, cuando empezó el siglo, el 1 de enero de 2001, 6.504 turolenses estaban empadronados en barrios, 101 menos que en el último censo correspondiente al mismo día de 2016. Algunos son minúsculos demográficamente hablando, de hecho en 15 no hay ningún habitante censado. Y seguramente en muchos más, aunque haya alguno, no reside nadie.

Los barrios históricos, los más populosos

En los albores del siglo XXI, los cuatro barrios más populosos de la provincia eran de tipo histórico, es decir, no son antiguos Ayuntamientos que fueron agregados a otro más próspero. El mayor, Puigmoreno con 376 censados, nació en la posguerra como un poblado de colonización, junto a Valmuel, en el término de Alcañiz. El segundo, La Estación, de la Puebla de Híjar (370), surgió y creció gracias al ferrocarril. Y los dos siguientes, Villaspesa (366) y San Blas (268), han sido siempre aldeas de Teruel capital, junto a la desparecida Gasconilla. El quinto, El Poyo del Cid, sí es un antiguo pueblo, fue anexionado a Calamocha en los años 70 del siglo XX.
San Blas y Villaspesa han aumentado considerablemente su vecindario este siglo, gracias a distintas promociones inmobiliarias, desplazando como los más populosos a Puigmoreno y La Estación, con 629 y 573 vecinos, cifras ya considerables si tenemos en cuenta el tamaño de los municipios turolenses. El primero está más poblado que Ayuntamientos como Fuentes Claras, Beceite, y Orihuela del Tremedal, y el segundo supera a Cedrillas, por citar algunos.
Tanto Puigmoreno como La Estación ven mermados sus recursos humanos, y pasan a ocupar los puestos tercero y cuarto. Lo mismo le ocurre a El Poyo del Cid, como a la mayoría de los once ex-municipios que ahora son pedanías de Calamocha, y cede el quinto puesto a Castralvo, otro antiguo pueblo, éste de la capital.

Bien Teruel, mal Ojos Negros, Alcañiz y Calamocha

En general, los barrio de Teruel ciudad han evolucionado positivamente; San Blas, Villaspesa y Castralvo son los que más han aumentado el censo, y Tortajada es el quinto tras Los Cerezos, de Manzanera.
El peor parado es Sierra Menera, de Ojos Negros, que cede 64 habitantes, después Valmuel y siguen cinco pedanías calamochinas: El Poyo, Lechago, Luco de Jiloca, Cutanda y Navarrete del Río.
Como algunos barrios son muy pequeños, los aumentos porcentuales de población pueden ser espectaculares. Seis en los que no había inscrita ninguna persona al comenzar el siglo, hoy tienen vecinos censados, el que más Los Lucas (Olba), con nueve habitantes, y a continuación Caballero (San Agustín), con cinco. Estas dos localidades son, con diferencia, las que más pedanías tienen de la provincia, todas minúsculas, especialmente en San Agustín.
Entre los antiguos municipios que parecían prácticamente desparecidos, Armillas (hoy dependiente de Vivel del Río Martín) pasa de dos a nueve vecinos. Pero apenas 33 barrios han crecido entre 2001 y 2016.

Diseminados: la mayoría vacíos o muy poco poblados

De la población que reside oficialmente en diseminados, llama la atención Teruel capital; en 2001 eran 13 censados, y en 2016 nada menos que 631, a los que habría que añadir algunos más en los diseminados de sus pedanías. Muy lejos se sitúa Alcañiz, 129, 19 más que al comienzo del siglo, y Albarracín dobla y más los habitantes de estos pequeños núcleos, pues pasan de 36 a 76. Casi lo contrario que en Albalate del Arzobispo, de 108 se recuden a solo 65.
Naca menos que 217 diseminados recoge el nomenclátor, pero en 66 no vive, mejor dicho, no hay censado nadie, y solo en 54 diez o más personas. Los hay que no existían oficialmente en 2001, como los de Cretas o Castralvo (Teruel), ahora con 22 y 20 vecinos oficialmente. En otros lugares como Beceite y Santa Eulalia, los había en 2001 pero con cero pobladores, y ahora cuentan con 17 y 14, respectivamente.


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