Dos de los municipios
que el siglo pasado fueron anexionados a otros, Santolea y Escriche, ya no
existen oficialmente; han desaparecido del Nomenclátor del Instituto Nacional
de Estadística (INE). Y otros dos, Rudilla y La Rambla, sí que figuran, pero
despoblados, es decir, con cero habitantes de derecho en 2016. La provincia llegó
a contar con un máximo de 282 Ayuntamientos entre 1930 y 1960, actualmente son 236 por
incorporarse casi medio centenar a localidades mayores. En 1971 llegaron a un
mínimo de 233 por ser anexionados Galve, Fórnoles y Orrios a otros, pero once
años después recuperaron su identidad.
La mayoría de estos
antiguos municipios pasaron a ser barrios en los años 70. Algunos llegaron a
superar los 800 vecinos en su momento de mayor pujanza, como Luco de Jiloca, el
citado Santolea, Cutanda, Navarrete del Río, Cuevas de Portalrubio y El Poyo
del Cid; el último incluso superaba el medio millar de vecinos poco antes de su
desaparición como Ayuntamiento independiente.
Su transformación en
pedanías no ha sentado bien a estas antiguas localidades. En el último censo de
2016, solo dos superaban los doscientos vecinos de derecho: Castralvo, con 305,
y El Poyo del Cid, 216. De los 47 barrios que fueron municipios, apenas seis
tienen hoy más de 100 vecinos; En el censo previo a su desaparición, eran 32.
Anexiones,
segregaciones, cambios de nombre...
Al observar la
evolución de la estructura municipal turolense, aparecen algunas curiosidades:
Piedrahita se
denominaba Piedrahita y El Colladico desde 1916, desgajándose el segundo núcleo
de población en 1922; hoy ambos pertenecen a Loscos.
Otro baile de nombres
y situación se dio en dos que hoy son pedanías de Calamocha. Valverde en 1916
pasó a llamarse Valverde y Collados, separándose ambos núcleos de población en
1921.
No todo fueron
anexiones; en 1921 Salcedillo y Fonfría se segregaron de Allueva, dando lugar a
tres municipios minúsculos; Salcedillo el último año del siglo pasado y los
primeros del XXI llegó a ser el Ayuntamiento menos poblado de España, con solo
siete vecinos.
Los tres que durante
once años fueron barrios para recuperar su condición de municipio, citados más
arriba, se incorporaron durante ese tiempo a Perales del Alfambra (Galve), La
Fresneda (Fórnoles) y Alfambra (Orrios).
Motivos de las
anexiones
Algunos pueblos
desaparecieron por el empeño de algún gobernador de engrosar el censo de otros
mayores, algo que se hace especialmente patente en la capital y Calamocha, los
que más núcleos se anexionaron en torno a 1970.
El caso de Santolea es
especial y sangrante; se construyó un pantano en los años 30, durante un tiempo siguió
viviendo gente, pero no solo tuvieron que irse, sino que fueron demolidas casas
que quedaban en pie para que no regresasen. Pero no ha muerto del todo,
descendientes del pueblo siguen empeñados en mantener su memoria a través de la
asociación cultural Santolea Viva (https://santolea.jimdo.com).
Concud fue el primer
municipio en anexionarse a Teruel, que ya contaba con tres aldeas históricas,
San Blas, Villaspesa y Gasconilla (hoy un despoblado). Aquí parece que hubo
intereses, ya que fue de donde en esa época comenzó a suministrarse agua
potable a la capital, proyecto no exento de problemas y enfrentamientos. Las
condiciones para llevar a cabo la anexión se aprobaron en un pleno municipal
celebrado el 5 de diciembre de 1927.
A pesar de que hoy muchos
Ayuntamientos no alcanzan el medio centenar de censados, desde que en marzo de 1977
Rudilla se incorporó a Huesa del Común, no se han producido más anexiones. Los
hijos de estos pequeños municipios están empeñados en no perder su independencia.
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